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El Heraldo Vallejiano |
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TRILCEHay un lugar que yo me sé VALLEJO OMNIPRESENTEDesde el umbral eterno junto al cieloDonde mora sin límites, Vallejo, Recojo sus tristezas junto al tiempo Jirónes inmortales de su verbo. Amó en la plenitud de su delirio Y sintió el dolor del universo, Padeció la devoción de su martirio Impreso en la nostalgia de su verso. Dejamos estas vegas soledosas Donde recogió al aeda su tormento En tardes apacibles y silentes: Llevamos en el corazón su canto Que flota sin temores sobre el tiempo Con la esperanza de acercarnos siempre. César Adolfo Alva Lescano |
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LOS HERALDOS NEGROSHay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... ¡Yo no sé! Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! César Vallejo
EN ESTA CASA Y SIN VALLEJOA Héctor Centurión
Vallejo
En esta casa silente y sin Vallejo Que otrora alegró con su presencia, Acabóse para siempre su existencia Muriendo de amor y nostalgia pleno. Inclinó su corazón enternecido Ante el ara que guarda los recuerdos, Ya no halló los sentimientos tiernos Acechados por imperio del olvido. En esa majestad de lo creado Donde el poeta se llenó de vida Con la fuerza genial de su destino, Georgette, su amante compañera Llegó para clamar que nunca olvida De seguir recorriendo su camino. César Adolfo Alva Lescano |
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