Reencuentro

                                                                                                        

Para César Vallejo

Vengo a verte como una novia lejana

y las sombras me envuelven

encarnada en Georgette Marie Phillipart

y me dirijo a tu lápida donde te siento presente

Antenor Orrego fue tu gran amigo

le compartiste en Mansiche

el sueño de tu muerte impasible,

mientras yo anhelaba a la distancia una mirada tuya

Te soñaste muerto en París y junto a ti estaba yo

Estuve presente en tu agonía portando una rosa sin espinas

Hoy te aguardo con el corazón que me palpita

y entro en un letargo eterno para soñarte y encontrarte

Una voz me grita a lo lejos: “deja a Vallejo que duerma”

No quiero, respondo…él vive eternamente y

está plasmado en sus versos y en todos sus escritos

Mi memoria evoca tus ojos sombríos y tristes

En este día me has dado un beso primoroso, sin saberlo,

más fragante que el que recibiò la dulce Rita

y las otras mujeres que te amaron

Te levantas de tu tumba y me miras de soslayo

Yo también te hablo de la esperanza

Y lloro junto a tu cripta en Montparnasse

Tu voz resuena melodiosa y escucho tu ¡Yo no sé…!

Me miras como Balta Espinar  cuando el espejo se le hizo trizas

Te abrazo sin espanto y quedo vibrando al ver tu espectro

Me inclino como una plañidera solitaria y

recuerdo que te fuiste ese 15 de abril de 1938

Me marcho, sin rumbo,  y dejo estos versos sobre tu sepulcro

Las ventanas del cielo se han vuelto a estremecer…

 

Mara L. García